“Subió al monte y llamó a los que Él quiso y vinieron donde Él. Instituyó Doce, para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar con poder de expulsar a los demonios”, Mc. 3.13-14.
Desde una realidad humana y cristiana, Jesucristo, ha tenido a bien hacer un llamado especial a muchos jóvenes para que le sigan más de cerca, dándose entonces el gran misterio de la vocación consagrada al servicio de su Iglesia.
La responsabilidad de promover y apoyar vocaciones incumbe a cada uno de los hermanos, sobre todo mediante su testimonio de vida y su oración. A su vez, cada comunidad local es también promotora de vocaciones, por tanto, estará abierta a acoger y orientar a los jóvenes que manifiesten esta inquietud.
Los grupos de jóvenes y las comunidades que son atendidos pastoralmente por nuestro Instituto son el campo propio de donde surgen las vocaciones. Estos jóvenes que han sido evangelizados y catequizados, si manifiestan el deseo de consagrarse a Dios, deben ser apoyados para que se fortalezcan en su propósito. Se les debe ayudar en su crecimiento humano y cristiano y orientarlos en los pasos que deben dar si desean ingresar en nuestro Instituto.