etapas de
formación

POSTULANTADO

El Postulantado es la etapa introductoria o de preparación a la vida religiosa en el Instituto  Discípulos de Jesús.

Los candidatos que deseen ingresar deberán pasar un año como postulantes, viviendo en una casa destinada para ello, atendidos por un equipo presidido por un hermano de votos perpetuos capaz de transmitirles la visión del Instituto, los elementos básicos de la vida cristiana, los forme en la disciplina y práctica que deberán llevar si llegan a ingresar, discernir si sus motivaciones son correctas y si reúnen los requisitos como:

  • Edad necesaria.
  • Salud.
  • Carácter adecuado.
  • Nivel mínimo de estudios (bachillerato).
  • Cualidades suficientes de madurez para abrazar la vida propia del Instituto.

NOVICIADO

El noviciado, con el que comienza la vida en el Instituto Discípulos de Jesús, tiene como finalidad  que  los  novicios   conozcan  más  plenamente la vocación divina, particularmente la que nos es propia como Instituto, que prueben  nuestro modo de vida, que conformen su mente y su corazón con el espíritu que nos es propio y puedan ser comprobadas su intención e idoneidad.

El noviciado durará un año íntegro y deberá hacerse en una casa especialmente designada para esta finalidad. En esta misma casa vivirán uno a más hermanos de conducta ejemplar que deberán apoyar al maestro y formar equipo con él en la formación de los novicios, para lo cual no estarán impedidos por otros trabajos.

Los llevarán por un camino de mayor perfección mediante la oración, el estudio y la abnegación de sí mismos. Deben ser formados y formarse ellos mismos en la oración comunitaria y personal, así como, con el debido equilibrio, en las prácticas de mortificación y penitencia siempre en fidelidad a nuestro Carisma.

Finalmente, deberán llenarse de amor y veneración a la Iglesia y a sus Pastores, conscientes de que, como personas y como Instituto, formamos parte de la Iglesia y debemos estar firmemente adheridos a ella.

JUNIORADO (Alianza temporal)

Por la profesión religiosa, los hermanos abrazan con voto público, para vivirlos, los tres consejos evangélicos. Se  consagran a Dios por el ministerio de la Iglesia y se incorporan al Instituto con los derechos y deberes  determinados por el derecho común y por el derecho propio.

La profesión temporal se hará por un año y se renovará al término de cada año hasta completar cinco años, sin embargo, el período de profesión temporal puede prolongarse hasta un tiempo máximo de seis años.

La consagración que se recibe por la Alianza temporal es ya una pertenencia al Instituto, que alcanzará su plenitud cuando el hermano realice su profesión perpetua.

Los hermanos que han concluido el noviciado y han hecho su primera Alianza temporal continuarán su formación a un nivel de mayor amplitud y profundidad, de manera que sigan afianzándose y madurando en todas las áreas para que  vivan con mayor plenitud la vida propia de nuestro Instituto y cumplan mejor su misión.

En esta etapa de formación los juniores tendrán una experiencia más amplia de apostolado propio del Instituto.

Los juniores de cada etapa podrán vivir en una casa de formación bajo la dirección de un maestro apoyado por un equipo

Después de tres años de Alianza temporal los juniores tendrán una experiencia mayor de apostolado interno o externo que durará un año o más, según se discierna por el equipo formador.

Habiendo aprobado su formación inicial y concluido el tiempo de Alianza temporal los hermanos podrán solicitar la Alianza Perpetua al Superior General.

ALIANZA PERPETUA

La Alianza perpetua se realiza después de que el hermano haya pasado como mínimo cuatro años de  Alianza temporal, que tenga al menos 21 años de edad ya cumplidos, que posea suficiente madurez  humana, espiritual, psicológica y afectiva, que libremente desee ser consagrado a Dios para toda la vida  en este Instituto mediante los votos públicos de pobreza, castidad y obediencia, y sea admitido por el Superior General con el consentimiento de su Consejo, haciendo ante el Superior la profesión perpetua, la cual es una alianza de amor con Dios y con los condiscípulos para siempre.

La fidelidad a esta alianza no es algo privado entre Dios y la persona, sino que es comunitario, eclesial. La Iglesia y el Instituto viven en el religioso su fidelidad a Dios, cuentan con ella, tienen derecho a pedírsela, así como obligación de ayudarle y de rogar por él.

A través de la Alianza perpetua, los hermanos nos prometemos fidelidad, comunión y amistad hasta la muerte. Quedamos vinculados unos a otros dentro del ámbito sagrado del seguimiento de Cristo en esta familia espiritual.

Los hermanos que aspiran a la Alianza perpetua deberán tomar un retiro de preparación. Este retiro deberá ser guiado.

 

El hermano consagrado ya no se pertenece a sí mismo, ahora pertenece totalmente al Señor y a sus hermanos, con quienes compartirá su vida en mutua fidelidad, en comunión y participación teniendo un solo corazón y una sola alma.

 

Los hermanos que ya pertenecen plenamente al Instituto, una vez admitido el nuevo hermano, le darán la bienvenida de todo corazón y harán fiesta por él.