En la espiritualidad de la Sierva de Dios Martha de la Inmaculada destacan ciertas características como: su gran amor a Dios y al prójimo por Dios, su especial amor y devoción a la Virgen María, tenía un alma sacerdotal capaz de ofrendar todo lo que hacía por la santificación de los sacerdotes y por la salvación de las almas, trabajó por llevar las almas a Dios a través de la educación formal (escuela), de charlas o pláticas tanto para los jóvenes como para los padres de familia; su preocupación por formar el corazón de las mujeres para formar hogares católicos, su atención educada y delicada por cada persona con quien trataba, sin hacer distinciones; su humildad y sencillez en su modo de vivir; su pureza de alma dejaba ver la acción de Dios en ella. Es decir, hizo extraordinario lo ordinario de su vida, por amor a Dios y a la Inmaculada.